PHILL W. JACKSON

LOS AFANES COTIDIANOS
I
La escuela es un lugar donde se aprueban o suspenden exámenes, en donde suceden cosas divertidas, en donde se tropiezan con nuevas perspectivas y se adquieren destrezas. También es un lugar en donde unas personas se sientan, escuchan, aguardan, alzan la mano, entregan un papel, forman cola y afilan lápices. En la escuela hallamos amigos y enemigos.
Para apreciar el significado de los hechos es necesario considerar la frecuencia de su aparición, la uniformidad del entorno escolar y la obligatoriedad de la asistencia diaria. Los niños permanecen largo tiempo, que el ambiente en que operan es muy uniforme y que están allí tanto si les gusta como si no.


En la mayoría de los Estados de la Unión el año escolar comprende legalmente 180 dias, cada dia de 6 horas, comenzando de las 9 de la mañana y concluye a las 3 de la tarde. Si un alumno no falta un solo día del año, pasará poco más de mil horas bajo la asistencia y tutela de los profesores. Si asiste a la escuela infantil, a la escuela primaria tendrá más de 7000 horas de clases cuando ingrese a la secundaria.










Al margen del hogar y la escuela, no existe otro entorno físico en el que se congreguen personas de todas las edades con tanta regularidad como en la iglesia. Para hacer más hogareñas las aulas, los profesores de primaria dedican un tiempo considerable a su decoración. Estas modificaciones son superficiales y se asemejan al trabajo de una animosa ama de casa que reordena los muebles del cuarto de estar y cambia el color de las cortinas para que la habitación parezca más interesante.

Las aulas son lugares especiales. Lo que allí sucede y la forma en que acontece se combinan para hacer estos recintos diferentes de todos los demás. Lo que hace diferente a las escuelas de otros lugares no es solamente la parafernalia de la enseñanza y el aprendizaje y el contenido educativo de los diálogos que allí se producen, aunque éstas sean características que habitualmente se destacan cuando se trata de representar lo que es realmente la vida en la escuela.
Lo importante no es sólo lo que hacemos, sino lo que otros piensan que realicemos. La adaptación a la vida escolar requiere del estudiante que se acostumbre a vivir bajo la condición constante de que sus palabras y acciones sean evaluadas por otros. La escuela es también un lugar en donde la división entre el débil y el poderoso ésta claramente trazada.
Los profesores son, más poderosos que los alumnos, en el sentido de poseer una mayor responsabilidad en la conformación de los acontecimientos del aula y está clara diferencia en autoridad es otro rasgo de la vida escolar que deben aprender a considerar los estudiantes.
Los alumnos se enfrentan de tres maneras: como miembros de unas masas, como receptores potenciales de elogios o reproches y como peones de las autoridades institucionales.
II
El aula es un lugar activo. Una tarea que consume tiempo del profesor, al menos en la escuela primaria, es la de servir como proveedor. El espacio y los recursos materiales del aula son limitados y debe distribuir juiciosamente.
La tarea de distribuir los recursos materiales se hallan estrechamente relacionada con la de otorgar privilegios especiales a alumnos que lo merecen.
Otra responsabilidad del docente, y que exige prestar atención a otro importante aspecto de la vida del aula, es la de servir como cumplidor oficial del horario.
El retraso es solo una de las consecuencias de la vida dentro de una masa y quizá ni siquiera la más importante desde el punto de vista de las limitaciones que impone al individuo. Esperar no es tan malo y puede resultar incluso beneficioso cuando suceden las cosas que aguardemos.
No es posible escuchar a todo el que quiere hablar, ni se puede responder satisfactoriamente a todas las interrogantes del alumno, ni acceder a todas sus peticiones.
Durante las sesiones de grupo, los comentarios irrelevantes, la mala conducta y visitantes ajenos portadores de mensajes rompen a menudo la continuidad de la lección. El profesor debe dedicar un tiempo a parchear tales defectos. Las cosas suceden en la escuela en momentos determinados y este hecho crea interrupciones de otro género.
III
La evaluación constituye, otro hecho importante de la vida en el aula de primaria, la evaluación en la escuela y en otras situaciones estriba en que los exámenes se aplican en ella con más frecuencia que en cualquier otro sitio. Los exámenes son tan característicos del ambiente escolar como los libros de texto o los trozos de tiza. Los exámenes constituyen la forma clásica de la evaluación educativa.
Las dinámicas de la evaluación en clase son difíciles de describir, principalmente por su complejidad. La evaluación procede de más de una fuente, las condiciones de su comunicación pueden variar de formas muy diversas, es posible que tengan uno o más referentes y puede que su calidad se extienda desde lo intensamente positivo a lo intensamente negativo.
La fuente principal de evaluación en el aula es, sin duda, el profesor. Se le exige que formule juicios sobre el trabajo y la conducta de los alumnos. Este no es el único que formula juicios, a menudo participan también los compañeros, otras veces la evaluación se produce sin que suscite el profesor. Otra fuente de evaluación en el aula que es más difícil de describir que los comentarios positivos o negativos de profesores y compañeros. Este tipo de evaluación, que supone una autovaloración, tiene lugar sin la intervención de un juez exterior.
Los juicios formulados por los compañeros circulan a menudo bajo la forma de habladurías o son transmitidos a personas de autoridad por los chivatos. Antes de llevar mucho tiempo en la escuela, el estudiante debe adaptarse al hecho de que se digan muchas cosas de él a su espalda.
IV
El hecho de la desigualdad de poder es una tercera característica de la vida en el aula a la que deben acostumbrarse los estudiantes. La estructura social de la clase y sus consecuencias se relacionan con las condiciones más amplias de libertad, privilegio y responsabilidad, tal como se manifiestan en los asuntos del aula.
Cuando pasa del hogar a la escuela, la autoridad de los padres se complemente gradualmente con el control de los profesores, el segundo grupo más importante de adultos en su vida.
Dos de las diferencias principales entre la relación de los padres con su hijo y la del profesor con su alumno se refieren a la intimidad y duración del contacto. Los lazos emocionales entre padres e hijos son generalmente más fuertes y duraderos.
La relativa impersonalidad y limitación de la relación profesor-alumno tiene consecuencias en el modo en que se ejerce la autoridad en clase. La autoridad de los padres se caracteriza por las órdenes. Se trata de una autoridad cuyo objetivo fundamental es fijar límites a los impulsos naturales y a los intereses espontáneos, sobre todo cuando esos impulsos e intereses ponen en peligro al propio niño o amenazan con destruir algo de valor para los padres. La autoridad del profesor es tan prescriptiva como restrictiva. Los docentes se preocupan por fijar tareas a los alumnos y no se limitan simplemente a poner freno a una conducta indeseable. Su autoridad se caracteriza por el hazlo como por él no lo hagas.
La esencia de la autoridad del profesor radica en su dominio de la atención de los alumnos. En el hogar el niño debe aprender a detenerse; en la escuela a mirar y escuchar.
La distinción entre trabajo y juego tiene amplias consecuencias en los asuntos humanos y el aula es el ambiente en donde la mayoría de las personas encuentran esta distinción de un modo significativo.

V
La multitud, el elogio y el poder que se combinan para dar un sabor específico a la vida en el aula forman colectivamente un curriculum oculto que cada alumno debe dominar para desenvolverse satisfactoriamente en la escuela. Las demandas creadas por estos rasgos de la vida en el aula pueden constrastarse con las demandas académicas a las que los educadores tradicionalmente han prestado mayor atención.
El elogio en clase, el sistema de gratificaciones de la escuela está ligado al éxito en ambos curricula. Incluso en niveles superiores de educación, los premios son a veces tanto para los sumisos como para los dotados. La conformidad con las expectativas institucionales puede conducir al elogio, su ausencia puede determinar conflictos. La relación entre curriculum oculto y las dificultades del estudiante es aún más sorprendente que la relación entre dicho curriculum y el éxito del alumno.
Las exigencias del curriculum oculto acechan en el fondo incluso cuando consideramos dificultades más profundas que suponen claramente un fracaso académico.
La escuela es la primera gran institución, fuera de la familia, en la que casi todos nos vemos inmersos.



INSTITUCIÓN
Enseñanza- aprendizaje
Clave-masa
Elogio-poder

AULA
Hogareñas
Lugar actico

PROFESOR
Proveedor
Cumplir el horario oficial
Dedicar tiempo para todo
Actos específicos
Autoridad

ALUMNO
conducta
asistencia
EVALUACIÓN
forma clásica 
profesor
alumno


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